Luis Alberto de Cuenca ha recibido el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, que desde 1992 distingue "el conjunto de la obra poética de un autor vivo que, por su valor literario, constituya una aportación relevante al patrimonio cultural común de Iberoamérica y España". De Cuenca representa como pocos la evolución de la poesía española en las últimas décadas, con singulares notas como la mezcla de cultura clásica y cultura popular, además de incorporar un irónico sentido del humor con el que aborda cuestiones amorosas, culturales y existenciales del hombre de hoy. El resultado es una poesía centrada en la condición humana que suele llegar tanto a lectores adultos como a jóvenes.
Nacido en Madrid en 1950, Luis Alberto de Cuenca, además de investigador del CSIC, es traductor, ensayista, filólogo y, sobre todo, poeta. Publicó su primer libro en 1972, 'Elsinore', de clara filiación culturalista. Poco a poco, sin embargo, fue rebajando estos ingredientes para incorporar numerosos registros donde tienen cabida los sucesos cotidianos, librescos y hasta trascendentes. Muchas de sus poesías tratan el tema del amor desde una perspectiva muy contemporánea; en ocasiones también aparece en sus poemas la nota existencial grave y angustiosa.
Ha sido director de la Biblioteca Nacional y secretario de Estado de Cultura. Ha conseguido en tres ocasiones el Premio Nacional de Literatura: en 1985 el de la Crítica, en 1989 el de Traducción y en 2015 el de Poesía. Además, en 2021 le otorgaron el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca.
Con motivo de la entrega del Premio Reina Sofía, que convocan la Universidad de Salamanca y Patrimonio Nacional, ha aparecido una antología que lleva por título 'Verano eterno' (Ediciones Universidad de Salamanca), a cargo de Javier Burguillo, con una selección de poemas que proceden de los 17 poemarios que ha publicado hasta la fecha -el último en 2025, 'Ala de cisne'-, más algunos poemas inéditos. Como autor en prosa destacamos 'Héroes de papel' (1990) y sus ensayos 'El héroe y sus máscaras' (1991) y 'Los caminos de la literatura' (2015).
- Pasión por la literatura clásica y por la popular.
Precisamente, los textos de este último ensayo contienen muchas claves de la poética del autor madrileño. En ellos habla de su pasión por la lectura y por la literatura popular (es un experto en cómic y tebeos) y por la clásica (realiza una selección muy recomendable de veinte obras), además de hablar de su fascinación por determinados personajes legendarios y medievales. Todo este mundo clásico aparece una y otra vez en sus poesías.
Tras estrenarse con 'Elsinore', publica 'Scholia' (1973), donde se atenúa el culturalismo y hay un cambio en la perspectiva, al incluir de manera más rotunda un subjetivismo intimista que acabará siendo marca de la casa, con un estilo culto y claro a la vez, lleno de emoción y de reflexiones sobre su cotidianidad.
Otros libros que destacamos, y que hemos reseñado en Aceprensa, son 'El hacha y la rosa' (1994), en el que emplea un distanciamiento humorístico para hablar de lo mítico y de lo cotidiano. De 1996 es 'Por Fuertes y Fronteras', en el que se da paso a una cierta poesía de la experiencia en la que tienen más presencia los sentimientos íntimos y nostálgicos, con una reinterpretación un tanto desolada del 'carpe diem'. En 1998 apareció 'Los mundos y los días', libro que reúne toda la poesía que había escrito hasta esa fecha. Después ha seguido publicando a buen ritmo, con poemarios muy originales, como 'Su nombre era el de todas las mujeres', dedicada a los diferentes rostros de la pasión amorosa, y 'Después del paraíso', publicado durante la pandemia y que tenía como objetivo distraer a los lectores "de los pánicos cotidianos que pudieran agobiarlos". Otros poemarios ya editados son 'Cuaderno de vacaciones' (2014), 'Bloc de otoño' (2018), 'El secreto del mago' (2023) y el ya citado 'Ala de cisne' (2025). También ha publicado un libro de haikus.
A los rasgos ya mencionados hay que sumar su extraordinario dominio de las formas métricas y los recursos poéticos, su coloquialidad, la alabanza del humanismo, su facilidad para la parodia literaria, su controlado y a veces irónico esteticismo y la presencia de los mitos clásicos (que suele adaptar y reinterpretar al contexto actual). Esos elementos van acompañados del tono desenfadado con el que trata cuestiones existenciales de calado y de una narratividad que facilita la nitidez expresiva de sus poemas.
(Adolfo Torrecilla, Aceprensa, 24-11-25)