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China y Estados Unidos se enfrentan por el portaaviones más poderoso

La entrada en servicio del portaaviones chino 'Fujian' coincide con la escalada de tensión entre Pekín y Tokio. Por su parte, Estados Unidos traslada el 'USS Gerald Ford' al Caribe para combatir el narcotráfico. Son las joyas de sus respectivas Marinas

Los dos portaaviones más grandes del mundo cuentan con sistemas de lanzamiento electromagnético, pero el americano dispone además de su propulsión nuclear

Fujian.- El último titán de los mares en llegar ha sido el 'Fujian'. El primer portaaviones diseñado y fabricado íntegramente en China comenzó a tomar forma en los astilleros de Shanghái en marzo de 2017 y fue botado cinco años después en una ceremonia por todo lo alto. Sin embargo, hasta el pasado día 5 no entró en servicio. Ahora es la joya de la Marina china, reflejo de un desarrollo bélico imparable



La supremacía naval es hoy más importante que nunca. Lo demuestran dos conflictos que están de plena actualidad: el que enfrenta a China y Japón por Taiwán, y el que ha abierto Estados Unidos con Venezuela y Colombia a cuenta del narcotráfico. En ambos casos, la pieza más relevante del despliegue militar es un portaaviones: el 'Fujian' en el Océano Pacífico y el 'USS Gerald Ford' en el Caribe. Acompañados de sus grupos de ataque, son fortalezas flotantes que reflejan el desarrollo tecnológico de las dos superpotencias mundiales.

El Partido Comunista de China celebró en 2012 la entrada en servicio de su primer portaaviones como el inicio de una nueva era en el poderío naval del gigante asiático. Pero, en realidad, el 'Liaoning' era una chatarra ucraniana que había quedado a medio construir casi tres décadas antes debido a la caída de la Unión Soviética. Un empresario chino adquirió aquel 'Varyag' en una subasta para convertirlo en un casino flotante, pero su gobierno vio una oportunidad de oro y lo expropió para su reacondicionamiento. Lógicamente, este portaaviones 'low cost' no podía competir con sus homólogos estadounidenses de propulsión nuclear, los auténticos reyes de los océanos. El 'Liaoning' adoptaba una rampa 'sky jump' y un sistema STOBAR que limitaba las operaciones aéreas, pero sumaba a China a la breve lista de países que cuentan con uno de estos aparatos, indispensable para garantizar la superioridad naval.

La situación mejoró sustancialmente siete años después, cuando la Marina china botó el 'Shandong', el primer portaaviones fabricado en China. Eso sí, partiendo todavía del obsoleto diseño soviético de la clase Kuznetsov. Frente al 'Liaoning' ganó 4.000 toneladas, dos nudos de velocidad máxima y capacidad para cuatro aviones u ocho helicópteros más, pero tampoco es rival ni siquiera para los estadounidenses de la clase Nimitz, construidos a partir de la década de 1970. Lo que sí logró el 'Shandong' fue demostrar la capacidad del país asiático para fabricar sus portaaviones.


Ya solo era cuestión de tiempo que China se pusiera a la par. Porque cada año en el desarrollo del Gran Dragón es como una década en cualquier otro lugar. El pasado día 5 lo confirmó con el 'Fujian', el primer portaaviones diseñado y fabricado en China, ya con una pista recta equipada con tres catapultas electromagnéticas que acerca las características del buque a las del más moderno de la archienemiga americana, la clase Gerald Ford, que cuenta con una catapulta más.

El 'Fujian' es además el portaaviones más grande del mundo, aunque de propulsión convencional y no nuclear, un sistema que permite a los de Estados Unidos navegar sin tener que regresar a puerto en mucho tiempo. De hecho, solo se sustituye el combustible de sus reactores una vez en la vida útil de la embarcación, cada 20 ó 25 años. Además, se estima que el 'Fujian' puede transportar entre 50 y 60 aeronaves con un mix de cazas J-15T y J-35, así como aviones turbohélice de reconocimiento. Es un avance sustancial frente al 'Shandong', pero su capacidad aún está hasta 40 aeronaves por detrás del 'USS Gerald Ford', que entró en servicio en 2017 y sigue siendo, indiscutiblemente, el portaaviones más avanzado del planeta.

- La línea discontinua que incendia Asia.

Por cuánto tienpo es lo que no se sabe. Porque a China le interesa ganar fuerza sobre las aguas de sus mares cercanos. Al fin y al cabo, se le abren múltiples frentes dentro y fuera de la línea de nueve trazos que ha delineado en el Mar de China Meridional, donde se enfrenta a media docena de países por la soberanía de las aguas que quedan dentro de ese perímetro, en las que ha llegado a construir islas artificiales que albergan destacamentos militares. Incluso Naciones Unidas ha determinado, en un caso abierto por Filipinas hace casi una década, que esa reclamación carece de base jurídica, por lo que el poderío naval resulta más importante que nunca para que el régimen pueda imponer su postura por la fuerza. Además, a este conflicto con países militarmente muy inferiores se suma el enfrentamiento con Taiwán, una isla independiente 'de facto' cuya soberanía Pekín también reclama y que cuenta con el apoyo de potencias como Japón. No en vano, la tensión va en aumento en los últimos días porque la nueva primera ministra del país del Sol Naciente, Sanae Takaichi, afirmó que una invasión de la antigua Formosa supondría una "amenaza para la supervivencia" de Japón y que, por lo tanto, eso justificaría el despliegue de sus Fuerzas de Autodefensa para apoyar a Taipéi, que cuenta con armamento occidental. De momento, China ya ha realizado varios ejercicios navales en los que simula un asedio a la isla y en los que han participado sus portaaviones. El 'Fujian', que debe su nombre precisamente a la provincia situada justo frente a Taiwán, participó en los que llevó a cabo a principios de la semana.

No obstante, lo que realmente decanta la situación en el Pacífico asiático es el respaldo de Estados Unidos a Taiwán y Japón. Incluso con Donald Trump al mando, la superpotencia americana es consciente de la relevancia que tiene su presencia en la región, clave en el comercio mundial. Mantiene varias bases militares en suelo de sus socios -desde Corea del Sur hasta Singapur, pasando por Japón- y cuatro de sus portaaviones están cerca: el USS Carl Vinson y el USS George Washington se encuentran en el continente, mientras que el USS Nimitz navega en Oriente Medio y el USS Theodore Roosevelt hace guardia en la costa oeste de la primera potencia mundial. Si hay algo que refleja bien la importancia que tienen estos buques es que Estados Unidos está obligado por ley a mantener operativos once de ellos. Y siempre que la tensión aumenta en alguna zona del planeta, allá se desplaza alguno. Es el caso de lo que está sucediendo ahora con la guerra que Trump le ha declarado al narcotráfico en Venezuela y Colombia. Los ataques a supuestas narcolanchas han dejado ya cerca de un centenar de muertos y crece el temor a que Washington esté preparando alguna operación para derrocar a Nicolás Maduro. El último indicio es, precisamente, el despliegue en el Caribe del 'USS Gerald Ford', siempre acompañado de su grupo de ataque.

Hacer frente a esta formación es prácticamnte imposible. "Dondequiera que este buque surque el horizonte, nuestros aliados estarán tranquilos y nuestros enemigos temblarán de miedo, porque todos sabrán que Estados Unidos está llegando, y que lo hará con fuerza", afirmó Trump. China quiere adquirir la capacidad para ejercer el mismo impacto, y para ello construye ya el cuarto portaaviones. No ha trascendido aún mucha información sobre él, pero se da por descontado que ya estará propulsado por energía nuclear, se especula con que supere en 10.000 toneladas al 'USS Gerald Ford' y que tenga capacidad para 5.000 efectivos, convirtiéndolo en el más grande del planeta. Si consigue su objetivo, la segunda potencia mundial se haría con capacidad para llevar a cabo operaciones militares lejos de sus fronteras, algo que, hasta ahora, siempre ha afirmado que no tiene entre sus objetivos.

(Zigor Aldama, La Verdad, 24-11-25)

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